viernes, 13 de julio de 2007

La estructura contextual como fundamento del texto

Ya Iouri Lotman ha señalado que el concepto de texto no es absoluto sino que está en relación con toda una serie de otras estructuras histórico-culturales y psicológicas concomitantes (La structure du texte artistique. Paris: Gallimard, 1973). En consecuencia, resultaría imposible interpretar plenamente la obra de Ernesto Sábato sin encuadrarla antes dentro de la amplia y múltiple estructura contextual que la sostiene, la nutre y la explica. Un contexto histórico: nuestro tiempo, la Argentina de los años '50 que, a su vez, hunde sus raíces en un pasad centenario que continúa -o debiera continuar- sustentándola; un contexto sociológico: la compleja y contradictoria era de Perón; un contexto geográfico: Argentina, y dentro de ella, preponderante, la ciudad de Buenos Aires, escenario, a la vez, de los hechos novelescos. Un contexto literario: la ficción narrativa en las décadas '40-'50: el mundo, América, Argentina. Un contexto de autor: ese hombre atormentado, obsesivo, comprometido con la realidad de su país y de su tiempo; comprometido con el hombre-en-el-mundo, que nutre con su sangre y con su angustia existencial, empáticamente, a cada uno de los personajes que genera. Conocer a Sábato es abrir un carril hacia el alma, y hacia la mente, de sus figuras literarias. Los hombres y mujeres que habitan en su obra son, en su mayoría, habitantes de la ciudad de Buenos Aires en tiempos actuales, tiempos de vértigo, de deshumanización, de superpoblación, elementos todos generadores de desasosiego, de angustia, de inseguridad. Casi desde siempre, a Sábato le ha preocupado la desmesura del crecimiento demográfico de Buenos Aires y la diáspora de sus consecuencias. En El otro rostro del peronismo (1946) se refiere al caos babilónico de la ciudad, "que pasó, en cincuenta años, de cien mil habitantes a cinco millones, en una frenética carrera por los bienes materiales, con un olvido casi total de los valores espirituales y de la tradición. ¿Qué podía suceder en el alma de la juventud? Tenía que suceder lo que sucedió: un precoz y amargo descreimiento por las grandes palabras y un doloroso desengaño con respecto a la mayor parte los hombres que manejaban la cosa pública" (p. 16).
Todos estos materiales pasarán a nutrir los textos, sobre todo las dos últimas novelas: Alejandra, con su escepticismo, su amargura, su conducta, su nostalgia del pasado y su final, es una laboriosa metáfora en la que se objetiva buena parte de la juventud argentina. Pero como en Sábato alienta siempre una pertinaz y paradójica esperanza, la figura de Martín logra salvarse, claro que, huyendo de la ciudad hacia pureza de los hielos en el sur de nuestro territorio.
Lotman afirma -a nuestro juicio, con certeza- que, dado que el mensaje semiótico exige no solamente un texto sino también un lenguaje, la obra artística, tomada en sí misma, sin un contexto cultural determinado, es comparable a un epitafio en una lengua incomprensible (cit). Es por ello que hemos tratado de trazar un cuadro contextual amplio y variado que ayude a esclarecer contenidos, a explicar conductas, a comprender mejor el mensaje.

Alba Omil

Extraído del libro Sábato, pensamiento y creación, de Alba Omil. Secretaría de Post-Grado, Universidad Nacional de Tucumán. Tucumán, Argentina, 1992.

No hay comentarios.: