Ilustración de tapa del libro Con abrazos, realizada por Susana Babot
El microrrelato es un signo estético complejo, difícilmente catalogable: transita del mundo narrativo al lírico, recibe aportes de la música, de la plástica, de la filosofía ¿Cómo diseñar un modelo textual? ¿Cómo analizar sus estratos y sus formantes? ¿Cuál es su modalización narrativa? ¿Cómo se perfilan sus sistemas simbólicos? Preguntas éstas de no fácil respuesta pero que pueden esclarecerse algo a la luz de trabajos como el que hoy nos ocupa.
El mundo que edifica Ana María Mopty en sus creaciones, está caballo entre la realidad cotidiana y el territorio de las ensoñaciones.
La ensoñación tiene una potencialidad admirable; para empezar, en su semipenumbra pueden distinguirse objetos, situaciones, otros elementos, que en la realidad objetiva no se ven, o no aparecen, y que están revestidos, o revistiendo, dentro de una variedad de registros, en un determinado modelo textual- el universo representado en ese campo pequeño y hondo que es el microrrelato.
Para algunos autores, el microrrelato puede ser una diversión, o un juego, o una catarsis, o cuántas cosas más.
Para Ana María Mopty es, sobre todo, una búsqueda, una indagación y un tránsito. A veces no resulta fácil seguirla –tanto la hondura como la altura suelen producir vértigo y miedo- pero ella no hace concesiones al lector, dice lo que siente. Si encuentra respuesta, bien; si no… Pero tampoco ignora al lector; para él están destinados los indicadores: vectores que parten del título; palabras claves, acentos invisibles, en fin.
Veamos el diseño estructural y qué notas de referencialidad aporta. En ese orden de cosas, el título –manejado con mucha reflexión por Mopty- es no sólo símbolo alusivo sino que está explicitando el motivo temático. Ese motivo tiene sus envolturas y una leve urdimbre que lo sustenta: alusiones espaciales o temporales, o factuales (algún acontecimiento, algún hecho, algún acto) o relativas a la propia experiencia (reflexiones existenciales, estados emocionales, afectivos, anímicos) [...]
El mundo que edifica Ana María Mopty en sus creaciones, está caballo entre la realidad cotidiana y el territorio de las ensoñaciones.
La ensoñación tiene una potencialidad admirable; para empezar, en su semipenumbra pueden distinguirse objetos, situaciones, otros elementos, que en la realidad objetiva no se ven, o no aparecen, y que están revestidos, o revistiendo, dentro de una variedad de registros, en un determinado modelo textual- el universo representado en ese campo pequeño y hondo que es el microrrelato.
Para algunos autores, el microrrelato puede ser una diversión, o un juego, o una catarsis, o cuántas cosas más.
Para Ana María Mopty es, sobre todo, una búsqueda, una indagación y un tránsito. A veces no resulta fácil seguirla –tanto la hondura como la altura suelen producir vértigo y miedo- pero ella no hace concesiones al lector, dice lo que siente. Si encuentra respuesta, bien; si no… Pero tampoco ignora al lector; para él están destinados los indicadores: vectores que parten del título; palabras claves, acentos invisibles, en fin.
Veamos el diseño estructural y qué notas de referencialidad aporta. En ese orden de cosas, el título –manejado con mucha reflexión por Mopty- es no sólo símbolo alusivo sino que está explicitando el motivo temático. Ese motivo tiene sus envolturas y una leve urdimbre que lo sustenta: alusiones espaciales o temporales, o factuales (algún acontecimiento, algún hecho, algún acto) o relativas a la propia experiencia (reflexiones existenciales, estados emocionales, afectivos, anímicos) [...]
Alba Omil
Extraído del Prólogo del libro Con abrazos (microrrelatos), de Ana María Mopty de Kiorcheff. Lucio Piérola Ediciones, Tucumán, Argentina, 2007.
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