Como los "cedrones de copa blanca", como la "dama de noche silvestre", la randa va desapareciendo.
Después de cuatro siglos de permanencia, de muchos años de auge y señorío, hoy la randa, lamentablemente, parece condenada a desaparecer o a convertirse en objeto de museo. ¿Por qué? Pensamos que por falta de aggiornamiento y de creatividad, que es, a su vez, parte de la cultura. Y también por abandono y desatención.
Hoy nadie usa carpetas tejidas en sus muebles, ni pañuelitos en el bolsillo superior del saco. Por esta causa, esas laboriosas carpetas circulares, de todo tamaño, que llevan días y días de labor; esos preciosos pañuelitos, no tienen mercado. Pero…
¿Por qué se han reducido a eso las labores de randas? En ese libro documentamos verdaderas obras de arte, con fotos de antaño, obtenidas en diversas fuentes, entre ellas, el Museo Sacro de nuestra ciudad, que atesora materiales preciosos. ¿Será posible que la belleza de esas randas haya quedado reducida casi exclusivamente a elemento de museo? Alguna feria aislada y de vez en cuando, no es suficiente para difundir un producto que vale la pena mostrarlo, que enriquece una cultura, que muestra una continuidad histórica, que puede ser una fuente de ingreso por diferentes bocas [...]
Después de cuatro siglos de permanencia, de muchos años de auge y señorío, hoy la randa, lamentablemente, parece condenada a desaparecer o a convertirse en objeto de museo. ¿Por qué? Pensamos que por falta de aggiornamiento y de creatividad, que es, a su vez, parte de la cultura. Y también por abandono y desatención.
Hoy nadie usa carpetas tejidas en sus muebles, ni pañuelitos en el bolsillo superior del saco. Por esta causa, esas laboriosas carpetas circulares, de todo tamaño, que llevan días y días de labor; esos preciosos pañuelitos, no tienen mercado. Pero…
¿Por qué se han reducido a eso las labores de randas? En ese libro documentamos verdaderas obras de arte, con fotos de antaño, obtenidas en diversas fuentes, entre ellas, el Museo Sacro de nuestra ciudad, que atesora materiales preciosos. ¿Será posible que la belleza de esas randas haya quedado reducida casi exclusivamente a elemento de museo? Alguna feria aislada y de vez en cuando, no es suficiente para difundir un producto que vale la pena mostrarlo, que enriquece una cultura, que muestra una continuidad histórica, que puede ser una fuente de ingreso por diferentes bocas [...]
Alba Omil
Extraído de las palabras preliminares del libro La randa. Una artesanía tucumana, de Tulio Santiago Ottonello. Lucio Piérola Ediciones, Tucumán, Argentina, 2010.
2 comentarios:
Acabo de enterarme que ya existe un libro sobre la historia de la Randa.
Soy nieta de una randera,ahora me toca estar lejos de mi gente,y lo que más me acerca a ellos es continuar con mis randas.
Gracias por esta gran idea del libro.
Saludos de una tucumana en Canada.
donde lo puedo comprar?
Publicar un comentario