A través de estos poemas, María Elisa Gallo nos sumerge en un mundo extraño; su mundo poético, con pausas, con silencios pero sin puntuación porque esa puntuación, según Apollinaire "entorpece de manera singular el vuelo de un poema, que sólo realiza su carrera alada de un solo golpe".
Esa carrera alada se ajusta a pautas musicales, no en vano el título, y como la música, nos va transportando a otro espacio, regido por la armonía, por los silencios, por un ritmo interior que maneja la batuta de la autora.
Detrás de esa música hay una reflexión existencial honda, hay desgarros del alma; hay un yo que clama y la sombra de unas manos que se extienden en busca de otras manos.
Pero también hay celebración del mundo, en una mirada joven que ha encontrado en el verso su camino y su reflejo.
Hay que leer estos poemas con los ojos y con el alma. Así podremos descubrir sus claves.
Alba Omil
Extraído del texto de contratapa del libro Teclas negras, de María Elisa Gallo. Lucio Piérola Ediciones, Tucumán, Argentina, 2008.
1 comentario:
teclas negras es excepcional
Publicar un comentario