domingo, 10 de marzo de 2013

Arco Iris

Y el cielo perdonó a los hombres y puso en el aire su arco de colores:
El rojo ardiente de las amapolas en flor.
El verde de las hojas lavadas por la lluvia.
El amarillo de los trigales maduros.
El violeta de las vides cargadas de racimos.
Naranjos con frutos dorados.
El índigo Caribe.
El azul Pacífico, ondulado por el galope de sus olitas blancas.
Y la tierra hizo lo suyo.
En Libia la sangre de las víctimas llenaba los huecos dejados por las bombas.
En cualquier parte, los jóvenes envenenaban con la yerba maldita sus pulmones.
La tierra degradada, amarillenta, lloraba de sed su desconsuelo.
Los cerros, color violeta, se guardaron para siempre el agua dulce en de sus entrañas.
El fuego pintaba de naranja los campos de batalla.
El índigo Caribe, enfurecido, se aliaba con los vientos para asolar ciudades.
El océano, copia del cielo azul,  harto de violaciones se iba lejos, muy lejos,  dejando una hoya inmensa que él mismo, de vuelta, llenaría de cadáveres.
Pedes in terra ad sidera visus.
Alba Omil

Extraído del libro De nieblas y fulgores (microrrelatos), de Alba Omil. Lucio Piérola Ediciones, Tucumán, 2013.

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