
Es decir, que ya en aquel tiempo, no cualquiera podía ejercer el cargo de contador, tenía que ser especialista, y no valían acomodos, recomendaciones, padrinazgos ni parentescos. El nepotismo no regía entre estos primitivos y atrasados aborígenes. ¿Cuántos años lucharon los contadores de Tucumán para que se respete el profesionalismo? ¿Cuántos obstáculos tuvieron que vencer para que la profesión fuera ejercida solamente por personal habilitado por título contable?
Hoy los cimientos están firmes, sus pilares consolidados por el tiempo; su nombre cargado de prestigio. Ha alcanzado una cima.
Los que vendrán han de ser los encargados de administrar tan importante herencia. La tarea ya no va a ser tan difícil como lo fue otrora, aunque no sabemos qué variantes irán imponiendo los contextos- De cualquier manera, con la misma dosis de pasión y de fe, es de imaginar que el protagonismo, los logros, la hermandad y el crecimiento han de continuar cada vez más sólidos.
Alba Omil
Extraído del libro Colegio de Graduados en Ciencias Económicas de Tucumán. 75 Aniversario. Para este libro Alba Omil escribió una serie de artículos titulados "Acotaciones a la reseña histórica". Edición del Colegio, Tucumán, Argentina, 1997.
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