[…] Lugones se complace en la sensual contemplación del paisaje y nos brinda en sus versos una naturaleza transformada y suya, a veces artificiosa pero siempre embellecida, ennoblecida por el deleite de los sentidos que la palpan, sesgada por vagas armonías musicales: el poeta se presenta como un acuarelista que maneja hábilmente el color, la línea y llega hasta un grado musical admirable. Ahora bien, la suya no es una mera percepción sensorial, ni tampoco acumulación de objetos y detalles: es la percepción teñida de la emotividad del autor, que se transmite al lector (por supuesto, refiriéndonos siempre a lo mejor de su obra porque en un poeta que escribió tanto, no puede pretenderse que todo sea excelente). No es el frío inventario de la realidad que presenta ante nuestros ojos, es más bien la humilde y profunda captación del detalle que más lo impactó.
"El cerro azul estaba fragante de romero
y en los profundos campos silbaba la perdiz".
Lugones no reproduce simples impresiones visuales. Si la suya fuera copia de un paisaje estático, estaría tratando de suplantar, sin objeto, a la pintura y en gran inferioridad de condiciones porque para eso, la pintura cuenta con recursos específicos mucho más efectivos. Es muy fácil afirmar que Lugones es un poeta plástico, ateniéndonos a su sentido del color y de la forma pero, a nuestro entender, la plasticidad del poeta no reside sólo en ese hecho tan a ojos vistas sino en la propiedad de transmitir la visión de un cuadro en movimiento, mientras éste está siendo. Y así, sus versos reflejan movimiento, dinamismo, vida llena de actividad […]
"El cerro azul estaba fragante de romero
y en los profundos campos silbaba la perdiz".
Lugones no reproduce simples impresiones visuales. Si la suya fuera copia de un paisaje estático, estaría tratando de suplantar, sin objeto, a la pintura y en gran inferioridad de condiciones porque para eso, la pintura cuenta con recursos específicos mucho más efectivos. Es muy fácil afirmar que Lugones es un poeta plástico, ateniéndonos a su sentido del color y de la forma pero, a nuestro entender, la plasticidad del poeta no reside sólo en ese hecho tan a ojos vistas sino en la propiedad de transmitir la visión de un cuadro en movimiento, mientras éste está siendo. Y así, sus versos reflejan movimiento, dinamismo, vida llena de actividad […]
Alba Omil
Extraído del libro Leopoldo Lugones, poesía y prosa, de Alba Omil. Editorial Nova, Buenos Aires, Argentina, 1968. Este ensayo ganó el premio del diario La Nación en 1965, compartido con un ensayo del Dr. Antonio Pagés Larraya, siendo jurados Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Eduardo Mallea, Carmen Gándara y Leonidas de Vedia.
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